El conspicuo audioprotestante Morgan

Y no me refiero al club verdiblanco, sino a Jerome "The Bus" Bettis, 34 años y 116 kilos de jugador de fútbol americano, un veterano que cumplió su sueño justo a tiempo para cerrar su carrera profesional: jugar una Super Bowl. Lo hizo anoche en la edición número 40 de la gran final de la NFL que enfrentaba a los Pittsburgh Steelers, su equipo, con los Seattle Seahawks. Y para más inri se celebraba en su ciudad natal, Detroit, y en un estadio, el Ford Field, situado a menos de un kilómetro de su casa. Estaba en su casa. Y ganó.

Aparte de la existencia de un equipo de Barcelona llamado "Barcelona Dragons", no tengo casi idea de fútbol americano ni de la NFL, pero como a muchos otros me resultaba curioso (y cachondo) el apellido del veterano running back de los Steelers, e investigué un poco sobre él. Y es como si fuera una palabra mágica, porque detrás de "Bettis" se esconde toda una leyenda viva del fútbol americano. Una leyenda que está latente a lo largo y ancho de Detroit, y cuya historia ha tenido su broche de oro en forma de título de la Super Bowl. Sus compañeros declararon recientemente que querían ganar el trofeo tan sólo para dedicárselo a él.

Sea por lo que sea, quizás por la curiosa relación de conceptos, la historia me ha llegado en parte, y sin ser un apasionado, sin saber siquiera lo que es un touchdown o un quarterback, hoy me siento un steeler más. Lo mismo que pasa cuando alguien simpatiza con un club de fútbol, pongamos que hablo del Betis, ya que estamos, o del Atleti, sin haber visto jamás un partido. Y es que quizás muchas veces el deporte consiste en algo más que cierto juego con ciertas reglas. Viva "er Bettis", y vivan los Steelers, manquepierdan.

* Para los que piensen que he caído de lleno en las redes de merchandising de la NFL: no, no pienso comprarme la camiseta de los Steelers.

Sonando ahora mismo: The Rolling Stones - The Last Time