Castañazo al Calcio
Y no me refiero exactamente a una fractura ósea. En la Liga de fútbol italiana el escándalo del arreglo de arbitrajes de partidos para favorecerse entre sí los grandes ya se ha cobrado sus víctimas. Juventus, Lazio y Fiorentina se lo pensarán dos veces antes de poner en peligro sus magistrales plantillas, a punto de ser liquidadas en plan Galerías Preciados y diseminadas por los grandes clubes como el cuerpo de William Wallace, cuando vuelvan, más pronto que tarde, a la serie A. Los del Milan tendrán que vender más camisetas para cuadrar sus cuentas, al perder los ingresos de la Champions. Y todos empezarán con puntos negativos, unos más que otros, pero es una buena ocasión para comprobar si a base de sólo fútbol y nada de trampas también son clubes dignos de levantar un Scudetto.
Entiendo la conmoción causada por el castigo ejemplar. Aquí algo parecido pondría las cosas del revés, algo se derrumbaría si el Real Madrid o el Barcelona empezaran una Liga en segunda división y con 20 puntos negativos de inicio. Se haría una revolución para impedirlo, como aquel verano de 1995 en el que el Sevilla, el Celta y José María García demostraron que las leyes están hechas para incumplirlas, y que no pagar unos avales, al contrario de lo que se tenía previsto, no provoca un descenso a segunda B. Y que hacerlas cumplir genera impopularidad: en Valladolid aún no pueden ni ver al Betis por aquellos tres puntos ganados jurídicamente, en contra del resultado real de 2-1 para el Valladolid, en virtud de una ley de alineaciones indebidas que todos los clubes, incluido el infractor Valladolid, habían aprobado por unanimidad. El Valladolid estaba de acuerdo en que alinear a cuatro extranjeros provocaba la pérdida de los puntos. Menos cuando alineó por error a cuatro extranjeros, claro. El Betis a cambio de esos tres puntos pagó caro, con bajada de popularidad incluida, demostrar que las leyes cuando se redactan no se están teniendo en cuenta, que muchas se ponen como si con total seguridad nunca se fueran a infringir. Qué error equivocarse más tarde. Y qué error tener la razón por la otra parte.
Es de esperar que los clubes señeros italianos castigados por tramposos hagan ahora un catenaccio pero no poniendo a seis defensas sobre el terreno de juego, sino en protesta frente a la sede de la federación italiana. Pérdidas económicas, desajustes televisivos, demostraciones epico-poéticas de pasión por unos colores... cualquier explicación valdrá ahora para reventar los reglamentos una vez cometido el fallo. Nada como levantar un muro para darse el gustazo de derribarlo o saltárselo.
Sonando ahora mismo: Laurent Garnier - Go To Sleep
Entiendo la conmoción causada por el castigo ejemplar. Aquí algo parecido pondría las cosas del revés, algo se derrumbaría si el Real Madrid o el Barcelona empezaran una Liga en segunda división y con 20 puntos negativos de inicio. Se haría una revolución para impedirlo, como aquel verano de 1995 en el que el Sevilla, el Celta y José María García demostraron que las leyes están hechas para incumplirlas, y que no pagar unos avales, al contrario de lo que se tenía previsto, no provoca un descenso a segunda B. Y que hacerlas cumplir genera impopularidad: en Valladolid aún no pueden ni ver al Betis por aquellos tres puntos ganados jurídicamente, en contra del resultado real de 2-1 para el Valladolid, en virtud de una ley de alineaciones indebidas que todos los clubes, incluido el infractor Valladolid, habían aprobado por unanimidad. El Valladolid estaba de acuerdo en que alinear a cuatro extranjeros provocaba la pérdida de los puntos. Menos cuando alineó por error a cuatro extranjeros, claro. El Betis a cambio de esos tres puntos pagó caro, con bajada de popularidad incluida, demostrar que las leyes cuando se redactan no se están teniendo en cuenta, que muchas se ponen como si con total seguridad nunca se fueran a infringir. Qué error equivocarse más tarde. Y qué error tener la razón por la otra parte.
Es de esperar que los clubes señeros italianos castigados por tramposos hagan ahora un catenaccio pero no poniendo a seis defensas sobre el terreno de juego, sino en protesta frente a la sede de la federación italiana. Pérdidas económicas, desajustes televisivos, demostraciones epico-poéticas de pasión por unos colores... cualquier explicación valdrá ahora para reventar los reglamentos una vez cometido el fallo. Nada como levantar un muro para darse el gustazo de derribarlo o saltárselo.
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Etiquetas: carrusel deportivo
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